Tuesday, July 11, 2006

¿Has visto ya “El Código”?

Con motivo de San Jordi, el día del libro, infinidad de escritores y editores se rasgaron las vestiduras para quejarse del escaso número de libros vendidos en nuestro país: 400.000.

Se citaba con saña que la mayoría de éstos eran best sellers, y que las ventas de los otros libros eran algo menos de la mitad. De los best sellers quien más ha dado que hablar es El Código da Vinci, nuevamente puesto ¨de moda¨ por el estreno de la película el 19 de Mayo. Una fecha convertida en evento gracias a la expectativa de lo inminente, del evento consumible con fecha de caducidad.


Y es que llegar a ser best seller no es fácil. Hay libros sobre cómo crearlos para triunfar, y la fórmula se hace de rogar. Hay algo de ser consciente de que hoy en día se prefiere la información bien presentada a la excelencia literaria, tramas complejas y extensas de aspecto barroco que líen sin llevar a ningún sitio al estilo de las pelis de acción. ¡Eso es lo que vende!


Considerar un libro un best seller significa inundar librerías y conquistar una cuota de presencia mediática, capaz de traspasar los límites del propio papel y plantear adaptaciones a un sinfín de formatos. También significa que el autor, en este caso Dan Brown, se convierta en estrella millonaria, a la altura de un famoso de farándula!

¡Y quién puede quitarle el mérito! El Código da Vinci se ha traducido a 30 idiomas, consiguiendo ventas superiores a 40 millones de ejemplares, en un camino imparable contra el olvido. Si la mayoría de los libros a duras penas logran llegar a las mejores baldas de las librerías de las ciudades más pobladas, para apenas durar semanas antes de ser sustituidos sin venderse, El Código, no; y desde la primavera del año 2003 cuando se publicó, se ha resistido a desaparecer no sólo de las baldas, si no también de nuestras vidas.

La construcción del evento
Inicialmente recomendado por el boca a boca, gracias a una controvertida temática que ponía en entredicho los pilares sobre los que el catolicismo se basaba, y a los que parecía que todo el mundo tenía ganas, el éxito del libro se afianzaba con cada escándalo de plagio, interposiciones de aludidos, y exigencias de retirar los posters anunciadores de la versión fílmica, cuando éste fue adaptado al cine. Por no hablar de las convocatorias a pre-visionados de 35 minutos donde a los periodistas se les requisaba el móvil en un aura de misterio y secretismo que intentaba preservar una historia conocida por los millones que ya habían leído el libro, y por el resto que llevábamos topándonos casi a diario con una trama desvelada en cada noticia relacionada con el tema. Lo último, lo sucedido en una Iglesia de Roma en proceso de restauración, donde intervino hasta el mismísimo ministro del Interior de Italia para retirar un poster de la película de la fachada!

Todo ello ha contribuido a crear un suceso, el evento Da Vinci, que más allá de la propia creación literaria, se extiende como mancha de aceite a otros formatos: cine, DVD, vídeo juego, y que tiene como último suceso, el estreno mundial de la película el 19 de Mayo, ni antes ni después.

De hecho estamos tan acostumbrados a que los estrenos cinematográficos resalten tanto la fecha del estreno, que más que indicar desde cuándo la película puede verse parece anunciar desde cuándo ya no merece la pena hacerlo. Las películas con pocas semanas de vigencia se retiran de la gran pantalla si no hay eventos que las puedan alimentar.Y para esto vienen bien las nominaciones a premios tipo oscar, un romance o un escándalo alrededor de uno de los protagonistas. De hecho, mejor si es entre ellos, como con “Mr. y Mrs. Smith”. En definitiva, lo que sea con tal de alimentar la maquinaria, y no caer en el olvido…

Si se pierde la oportunidad de verlas en cuanto salen, se pierde ser partícipe del evento que es su estreno, y eso no lo queremos. Así que, a nadie le importa esperar largas colas los viernes y sábados del primer fín de semana del estreno y acabar en el peor asiento. Lo importante es no perderse el momento de la involucración con el resto, el subidón ante una respuesta afirmativa al ¿“Ya has visto…?”

Y es que vivimos en una sociedad escéptica, demasiado móvil y portátil, donde a lo máximo que aspiramos es a la conectividad, no a un compromiso fuerte (político, amoroso, laboral). Perseguimos la implicación súbita y ocasional, no necesariamente el compromiso que tiene connotaciones de largo plazo, como dice Vicente Verdú. El voluntariado, las manifestaciones callejeras, que van desde lo más serio como el contrato del primer empleo, a las lecturas masivas de Harry Potter, o los megabotellones, son ejemplos de que implicarse sustituye a comprometerse, sin renunciar al capricho o la emoción. Por ello, cuando el director de Sony España, en el previsionado de la película El Código Da Vinci señaló que ¨En todas partes del mundo, este previsionado está ocurriendo al mismo tiempo!¨, estaba adjudicando a la sesión una emoción artificiosa tal vez, pero a la vez adictiva.

La sucesión de eventos culturales es fundamental en la industria del entretenimiento y uno tras otro construyen una temática, una experiencia generalmente satisfactoria para quienes la consumimos, y aún más para quienes contribuyen a su construcción, los grupos empresariales de la industria del entretenimiento.
Sony Ericsson, Fox Broadcasting Corporation, Miramax, etc. cuentan con una estructura organizativa global e integrada, capaz de ofrecer experiencias unificadas en múltiples plataformas (libro, película, vídeo juego, CD) de manera que abrir un paquete de cereales, planificar nuestras vacaciones, llamar por teléfono, o ver el telediario nos obliga a vivir en una “davincimanía”, durante un tiempo en el que nuestra vida gira alrededor de ese monotema. A esto contribuye el que los protagonistas usen productos comercializados por el grupo empresarial. Tanto Tom Hanks como Audrey Tautou aparecen en la peli “El Código” con el teléfono 3GK600, el smartphone P910, o el Z300, y al inducirnos a su compra y uso, extendemos la experiencia Da Vinci. ¿O ya no te acuerdas de lo Neo que te sentías al usar el Nokia que te compraste cuando viste Matrix?
¡Cuenta, cuenta, cuántas marcas identificas cuando veas la peli!

Si a esto añadimos, el elenco creativo de delante y detrás de la cámara, el reclamo publicitario es total. El director Ron Howard, el productor Bran Grazer y el guionista Akiva Goldsman, ya formaron parte del equipo escarizado por “Una mente maravillosa”, y el protagonista, Tom Hanks ha sido dos veces escarizado. Por no mencionar las localizaciones donde la película se ha rodado, emblemas del imaginario del americano medio, que aspira a apropiarse de un pasado histórico del que carece.

Ante tanto ruido no han faltado rutas turísticas al estilo “Da Vinci” por Francia y Gran Bretaña, y paquetes vacacionales que prometen descubrir los misterios de la ruta “Da Vinci”. De hecho, el impacto de la literatura y no digamos el cine, en el turismo es tan espectacular, que la Capilla de Rosslyn en Escocia, uno de los sites de El código da Vinci, ha pasado de una media de 9.000 visitas anuales, a 70.000 ¡y eso que aún no se ha estrenado la película!

¡Quién sabe, tal vez no se trate sólo de la búsqueda de conexión! Y es que quien más y quien menos, ansía al menos durante un rato, convertirse en Robert Langdon, el protagonista de “El Código” para enamorar a la prota de “Amélie”.

El Código da Vinci, desde el 19 de Mayo, consumible en España y el mundo entero!

Que no se te olvide responder!

Que no se te olvide responder!
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