Tuesday, March 13, 2007

Una Corea made in Nam June Paik

Imaginemos el siguiente concurso:

¨Díganos el nombre de artistas de Corea, como por ejemplo Nam June Paik, un dos tres responda otra vez¨
… molesto silencio.
¨Veamos, de nuevo, díganos el nombre de directores de cine coreanos como por ejemplo…¨
Silencio, ésta vez aún más molesto.
Y de nuevo,¨… ¿y el nombre de actores, novelistas, o futbolistas coreanos¨?
Nada. Silencio.
… … …

- “Corea, ¿conoces a alguien de allí?
- ¿De cuál, de la del Norte o la del Sur?
¡Ah, cierto, hay dos!, será la del Sur, no? La otra es comunista!
- Pues una vez tuve una compañera de master…que era coreana. Y hay un director de cine, no me acuerdo de su nombre, que creo que es coreano también¨…

… … …

En esencia ¿Cómo hablar de un país del que no se sabe nada?¿Se busca en Google? ¿en Wikipedia? Eso nos daría alguna pista desde luego, pero tal vez no las suficientes como para acabar con nuestra ignorancia. ¿Y cómo consumir desde esa perspectiva cualquier manifestación artística del país?


Estos días y desde el mes de Febrero con el estatus de Corea como país invitado en la feria de ARCO, la ciudad de Madrid nos ofrece la posibilidad de exponernos a Corea gracias a siete exposiciones de artistas coreanos contemporáneos, entre ellas la celebrada muestra del video-artista Nam June Paik, y el estreno de la película The Host.

Asumiendo que fuera posible reducir un país a sus manifestaciones artísticas, la cuestión es si las interpretaciones que de esas obras se arrojan, no ahondan en exceso en claves nacionales más allá de las propias obras.
Porque ¿qué sabemos de Corea? Que hay dos, una al Norte y otra al Sur, y que gracias a su ubicación geográfica, cerca de China, de la que sabemos bastante más, alimenta un imaginario exótico donde la contemplación y el silencio, dialogan con la emergente adscripción a la cultura y consumo occidentales. Eso y que producen desaforadamente productos tecnológicos, y automóviles. Por eso no sorprende que en un guiño tipo bienvenido Mr Marshall, con motivo de ARCO, se diera la bienvenida mediante posters enormes, al presidente de Samsung, y a su esposa. Esto indudablemente reitera la importancia de un evento mediático como ARCO, con capacidad para familiarizar a un país con otro, pese a que lo someta a necesarias simplificaciones.

Por ejemplo, ¿qué historias de Corea nos han contado las interpretaciones de nuestros popes mediáticos, con títulos como ¨El espíritu Zen llega a Madrid¨, ¨Corea, ahora¨? Las de un país en contínuo cambio, que desde la década de los años 90 ha incorporado un mercado emergente donde el diálogo Oriente-Occidente, y donde por tanto la definición identitaria es clave. Elementos todos, sin embargo, no muy dferentes de los que describen por ejemplo a otros países entre ellos, China, o India.

Jung-Wha Kim, diseñadora del proyecto Corea, país invitado, hablaba en su visita a España de la difícil pretensión de hacer que a través del arte de un país que casi se desconoce, se descubra algo del mismo.
Asumimos que las obras de arte, o al menos las obras escogidas son fruto de un contexto, que vamos a ser capaces de extraer al observarlas, pero eso es pedir demasiado!

En ocasiones los individuos sobre todo si son artistas, se someten a un grado de simplificación que toda amalgama y consecuente etiquetado induce, a cambio de penetrar en mercados donde son desconocidos y necesitan simplificación y etiquetado. Así de repente, la etiqueta: “Arte coreano contemporáneo” con su carga de exotismo y alusión a diálogos entre tradición y modernidad, identidad personal y colectiva, se hace muy atractiva, e importa menos si encuadra a un colectivo difícilmente grupable, incluso si los artistas escogidos, se enfrentaron a un pasado común, y único. En el caso de la muestra de Corea, los artistas se formaron a partir de gente que estudió en Japón en los años 20 y 30, y comenzaron a ver manifestaciones de arte de estilo occidental en los años 60 y 70´s, y en la década de los años 80 con una dictadura militar de por medio, vivieron el arte político, hasta que en los años 90, iniciaron una búsqueda de identidad, pero no por ello son clasificables como colectivo.

Y es que al final las etiquetas y las marcas contribuyen al consumo de lo que sea, incluso el de un país desconocido, como es el caso de Corea.

Nam June Paik, otra historia
Ni qué decir tiene, que un artista en el exilio tiene menos ¨autoridad¨ para contar una historia nacional con su obra, y es por eso por lo que el consagrado Nam June Paik, (Seúl 1932-Miami 2006) atribuído padre del video arte, cuenta otra historia diferente de la del resto de los artistas integrados en la muestra. Nam June Paik , con sus celebraciones de objetos mutados por otros tiempos y geografías, cuenta la historia de Corea desde la distancia distorsionante de su exilio (dejó el país a los 18 años, en el año 1950, durante la guerra de Corea).

Nam June Paik fue un pionero que determinó la relación del arte y las nuevas tecnologías. La exposición que ha elaborado la Fundación Telefónica, es la primera retrospectiva que alude de manera específica a sus raíces coreanas, donde aparecen obras como Zen for TV, o TV Budda, inspiradas en los arquetipos de la tortuga, el tigre, la luna, el conejo o el chamán. Mediante la integración de la filosofía Zen, el Yin y Yang, el chamanismo, la aleatoriedad, el azar y la originalidad, él plantea un diálogo entre la modernidad y la tradición coreana, al que nos invita a contribuir.

Sin embargo, las características que todo proceso de ausencia y retorno trazan, también están patentes en su obra. Más que coreano, Nam June Paik fue un artista cosmopolita (murió hace un año) que surcó una geografía de occidental contemporáneo: Tokio, donde se licenció, Munich donde completó sus estudios de Música, y desde 1964, Estados Unidos. En ese periplo colaboró con artistas de la talla de Joseph Beuys, David Bowie, John Cage y Peter Gabriel. Participó del movimento Fluxus junto con Yoko Ono, y fue por tanto alguien que vivió en el círculo de la fama.

Es por ello, por lo que más que hablar de una Corea para las masas, con sus simplificaciones necesarias, él muestra la pluralidad de significados que Corea y los coreanos tienen para él. Para ello, seleccionaba sentimientos y figuras históricas de su país y las incorporaba en su obra, mostrando de esta forma, la pluralidad de significados que Corea le suscitaba.

Su fascinación con un mundo alternativo a lo real, fantasioso, hiperreal que para él era de alguna manera su patria, reivindica una Corea propia, y nos plantea la necesidad de profundizar ante cualquier intento de interpretación simplificadora.

La alternativa que él plantea, es ir más allá de simplificaciones y apropiarnos de Corea, como él hizo, construyendo una Corea made in Nam June Paik, ¿te atreves?

La exposición ¨Nam June Paik y Corea: de lo fantástico a lo hiperreal¨, tiene lugar en las salas de exposición de la Fundación Telefónica, se inauguró el 14 de Febrero, y se mantendrá hasta el 20 de Mayo

Que no se te olvide responder!

Que no se te olvide responder!
Escribe!